lunes, 26 de febrero de 2018

APOYO DENTRO O FUERA DEL AULA ORDINARIA


La intervención educativa directa del especialista en pedagogía terapéutica con el alumnado con necesidades educativas especiales (NEE) tradicionalmente se ha realizado en el aula de apoyo, es decir, fuera del microsistema que conforma su grupo de referencia. El alumnado con NEE desfilaba por los pasillos de los centros para incorporarse al grupo de apoyo, a veces ese grupo era casi tan numeroso como su clase ordinaria, perdiendo el valor didáctico de una intervención individualizada y personalizada. 

La normativa educativa andaluza propone  preferentemente una intervención directa  en el grupo clase con las adaptaciones precisas para la atención a las necesidades educativas especiales del alumnado. A menudo el elevado número de alumnado con NEE en los centros y su distribución por distintas aulas hace difícil configurar un horario de pedagogía terapéutica que permita la intervención inclusiva en el aula.

A continuación vamos a analizar desde diferentes puntos de vista la implementación del apoyo tanto dentro como fuera del aula ordinaria.

En relación al apoyo realizado en el aula ordinaria con los iguales del grupo podemos realizar las siguientes observaciones:

Alumnado. El alumnado con NEE se encuentra más motivado hacía el trabajo común con sus iguales, se integra emocionalmente en el grupo, al no ser el único que recibe atención especializada disminuye el efecto del etiquetado y, además, el resto del alumnado se beneficia de la presencia de dos profesores o profesoras en el aula.

Profesorado. Existe una mejor coordinación, corresponsabilidad, más puntos de vista para intervenir, se organizan actividades y tareas con distintos niveles de complejidad en relación a un centro de interés que servirán al resto del alumnado.

Medidas específicas de atención a la diversidad. Las adaptaciones curriculares significativas pueden desarrollarse en plenitud en el aula ordinaria. Los programas específicos pueden desarrollar en un importante porcentaje dentro del aula ordinaria, de esta forma servirán para trabajar sus objetivos con el resto del alumnado.

Nivel de competencia curricular. El importante desfase curricular en algunos contenidos no significa necesariamente que el alumnado con NEE deba trabajar fuera del aula para no desmotivarse, el profesorado de área junto al especialista en atención a la diversidad pueden diseñar actividades con distintos niveles de complejidad sobre un mismo contenido o, también, trabajar de forma cooperativa distribuyendo distintas responsabilidades.

Respecto al apoyo realizado fuera del aula ordinaria, tanto individual como en pequeño grupo, podemos argumentar los siguientes aspectos:

Alumnado. El alumnado recibe una atención más individualizada, personalizada, disminuyen los distractores y se pueden realizar andamiajes personales. No obstante, salir del grupo de referencia puede provocar aspectos emocionales negativos relacionados con la desvinculación de los amigos y amigas.

Profesorado. Si el profesorado de área no adapta las tareas y actividades a distintos niveles de ejecución el alumnado que se queda atrás pierde el tiempo, se desmotiva, se frustra, etc. En estos casos es preferible una atención adaptada al nivel del alumnado aunque sea fuera del aula ordinaria en algunos momentos.

Medidas específicas de atención a la diversidad. En el aula de apoyo a la integración se pueden desarrollar adaptaciones curriculares significativas y programas específicos. No obstante, tanto unas como otros deben de aplicarse también en el aula ordinaria para facilitar su funcionalidad y generalización.

Nivel de competencia curricular. Desfases muy amplios son difíciles de amortiguar mediante actividades escalonadas en distintos niveles y producen mucha frustración en el alumnado que  comprueba día a día como no comprende ni puede desarrollar las mismas actividades que sus compañeros y compañeras.

Una vez analizados algunos puntos de vista diferentes sobre la realización de los apoyos dentro o fuera del aula ordinaria, vamos realizar una especie de síntesis valorativa. En primer lugar, es necesario clarificar que no son necesariamente dos posturas excluyentes y que, a menudo, se convierten en complementarias. Imaginemos un alumno con necesidades educativas especiales asociadas a problemas en las relaciones interpersonales, podría desarrollar un programa específico de habilidades sociales e inteligencia emocional. Este programa podría implementarse por el profesorado especialista, de forma individual o en pequeño grupo, en el aula de apoyo y posteriormente se desarrollaría de forma espontánea o a través de ensayos conductuales en el aula ordinaria. No obstante, nos declinamos por la opción de realizar el apoyo siempre que sea posible dentro del aula ordinaria.

La realidad educativa y social a menudo impide que podamos realizar las propuestas educativas más inclusivas. Pero dentro del ámbito de las oposiciones, cuando nos enfrentamos a un tribunal que seguramente tiene distintas experiencias y opiniones, ¿por qué opción nos podemos decantar?. Nuestra amplia experiencia como preparadores nos obliga a recomendar una postura ecléctica, razonada y contextualizada, es decir, proponer una intervención especializada que se lleve a cabo mayoritariamente dentro del aula, en colaboración con el profesorado de área, pero con algunas sesiones, debidamente justificadas, en el aula de apoyo. Esta opción debe ser coherente con la contextualización realizada en nuestro Plan Anual de Apoyo. Esta contextualización incluye tanto aspectos del entorno como escolares, entre los que podemos destacar la realidad socioeconómica, el número de alumnado con NEE y de profesorado especialista, el liderazgo pedagógico del equipo directivo y la coherencia del equipo de orientación en sus actitudes hacia la inclusión.

Nuestra experiencia profesional  a lo largo de las dos últimas décadas nos ha demostrado que existen gratas excepciones en el campo de la inclusión educativa. Hay centros liderados por profesionales fervientes defensores de la inclusión escolar que han desarrollado un clima pedagógico cooperativo y positivo consiguiendo eliminar por completo el horario de pedagogía terapéutica fuera del aula ordinaria, independientemente de la ratio de alumnado con NEAE y del número de especialistas. Esta situación sólo puede conseguirse a través de la implicación y formación de todo el profesorado, de esta forma el alumnado con NEE deja de ser responsabilidad única del maestro de pedagogía terapéutica y éste , a su vez, se convierte en un profesional más del equipo docente. En definitiva, se trata de atender las NEAE del alumnado desde el ámbito del grupo ordinario a través de distintas metodologías (grupos cooperativos, pequeños proyectos, docencia compartida, etc.) y del diseño de actividades multinivel, siempre bajo el prisma de una formación, asesoramiento y orientación especializadas.



Para saber más:

                Barroso, G. y Arenas, M. (2016). Pedagogía Terapéutica dentro del aula. Revista Padres y Maestros, nº 365. pp. 49-54.

    González, M.P. (2009). El profesor de apoyo en los centros ordinarios: Aspectos didácticos y funcionales para la atención a la diversidad. Actas del X Congreso Internacional Gallego-portugués de Psicopedagogía. Braga, Universidad de Minho.

Moya, A. (2012). El profesorado de apoyo en los centros ordinarios. Nuevas funciones, nuevas contradicciones. Educatio Siglo XXI, Vol. 30, nº1, pp. 71-88

·               Sandoval, M. (2012). Análisis y valoracióncrítica de las funciones del profesorado de apoyo desde la educación inclusiva. Revista de Educación, nº extraordinario 2012, pp. 117-137.